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En primer lugar es importante reconectar con la esencia del verdadero asana. El hatha-yoga no busca el culto al cuerpo, sino que estimula el cuerpo para estabilizar la mente, unificar la consciencia y desarrollar el entendimiento correcto. Los asanas no son gimnasia, deporte, ni un procedimiento para adelgazar (aunque ayude a ello). Es algo valioso psicosomática y espiritualmente.

En el hatha-yoga  la ejecución de los asanas existen tres fases: hacer, mantener y deshacer.

En hacer y deshacer los movimientos deben ser lentos y conscientes. En la detención (fase intermedia), se vive a fondo la corporeidad y se busca la unidireccionalidad de la consciencia, obteniendo una elevación de esta consciencia; convirtiéndose la práctica en una meditación a través del cuerpo. Imponiéndose en cada postura un ritmo y formas de respirar propios.

En cuanto a la respiración, debemos tratar de que sea tranquila y por la nariz. Y es gracias a ella que cuando nuestra mente se dispersa, nos vale para reunificarla a través de ella. Cualquier esfuerzo excesivo está contraindicado y deben estar bien medidos tanto al hacer la posición como al mantenerla. Este esfuerzo bien aplicado, conduce al no esfuerzo y la postura va con el tiempo siendo mucho más confortable permitiendo un trabajo interior más eficiente. Por la inmovilidad del cuerpo se llega a la de la mente, y no olvidemos que «cuando el pensamientos cesa, se revela la luz del ser».

A través de la percepción del cuerpo se llega a la percepción del ser. Y el asana es una de sus herramientas, es importante acompañarlo siempre de atención y combinarse con el pranayama y la relación consciente, e incluso con otras técincas del hatha-yoga, como los madras y los bandhas. Tratamos de restablecer el equilibrio entre el cuerpo y la mente a través de los asanas, si estos están armonizados, nos será más fácil el trabajo espiritual. El asana nos ayuda a posicionarnos en el presente y de esta manera liberarnos de condicionamientos del pasado y de futuro.

Muchos de los asanas tienen nombres de plantas y animales que nos reportan un sentido ecológico y de unidad con todas las criaturas sintientes. El hatha-yoga es un peldaño de la escalera hacia el radja-yoga o yoga mental.

No debemos olvidarnos que el yoga no es una práctica acrobática, ni una gimnasia exótica, ni un culto al cuerpo. Sino que son un trabajo consciente sobre el cuerpo que afecta al psiquismo y favorece la evolución de la consciencia

Y recuerda en la ejecución del asana nunca debe existir una actitud competitiva, ni siquiera con uno mismo.

Extraído de las palabras de Ramiro Calle , profesor de yoga desde hace más de 50 años. Si te interesa saber más de él este es su facebook.

Vía Yogaenred

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